Amanita Muscaria

Matamoscas, Señal de porro, Canina, Canina roxa, Setu roxo, Seto rojo, Reig bord, Reig de fageda, Matamosques, Oriol foll, Reig vermell, Monjota borda, Reig tinyós, Mosquero, Hongaracha, Kuleto paltsoa, Kuletro faltsua, Amaroto, Amoroto, Reventabois, Brincabois, Atolamoscas.

Aparece envuelta por un velo blanquinoso, presentando una forma globoide que posteriormente, al desgarrarse, se tornará hemisférica para terminar extendiéndose, con el margen ligeramente incurvado. Presenta unas granulaciones blancas o amarillentas que se dispersan por toda la superficie, son los restos de la volva o cobertura inicial que con el tiempo, van desapareciendo de forma gradual. La cutícula es de color rojo, muy brillante, con matices que van desde el anaranjado al amarillo oscuro. La superficie inferior aparece recubierta por láminas, generalmente blancas, independientes y ventrudas. El pie, blanco, robusto, cilíndrico, se alarga a partir de la base abultada en un bulbo adornado con burletes concéntricos, ciñéndose en la parte superior un anillo blanco y escamoso. Su superficie, a veces flocosa o algodonosa, puede ser también lisa, puede llegar a medir hasta 24 cms. de altura y 3 cms. de grosor. La carne, tierna y frágil, anaranjada bajo la cutícula, es blanca en el resto y prácticamente

DONDE BUSCARLA

La matamoscas realza de rojo los sotobosques de frondosas y de coníferas, aprecia especialmente la cubierta de abedules, en terreno ácido, no lejos de los brezos. El hongo suele encontrarse en condiciones de hábitat muy amplias, desde las regiones más bajas, hasta las zonas de media y alta montaña, siendo éstas últimas circunstancias las más probables. Aunque vive en todo tipo de bosques, es más frecuente encontrarla en los de hayas, pinos negros y abedules. Crece asociada a las raíces de éstos, con los que intercambia sales minerales y agua por otras sustancias orgánicas, pudiendo llegar a formar grupos relativamente numerosos. Se desarrolla entre finales de verano y otoño. 

Su sabor, al igual que su olor, no son especialmente intensos. Presenta un cierto grado de toxicidad en todas sus partes y, si bien no resulta necesariamente mortal, puede provocar alteraciones neurológicas y gastrointestinales. El componente tóxico principal de este hongo es la muscarina. En dosis muy altas, tiene un gran efecto neurotóxico. Sus principales propiedades son enteógenas, por lo que se ha utilizado desde tiempos remotos como estimulante. Administrada por vía oral es también tóxica para el intestino y el hígado, por lo que si se ingiere, inadvertidamente, se debe recurrir a un centro médico, mostrar el espécimen ingerido y sugerir pruebas de función hepática para descartar daño permanente. 

El epíteto muscaria, proviene del latín musca, mosca, que hace referencia a la interacción que se produce entre este hongo y los Según la fantasía popular, es en este hongo que habitan los gnomos. Algunos autores sostienen que tal asociación se debe a la visión deformada del hongo causada por el enteógeno tras su ingestión; la muscarina, entre muchas de sus acciones sobre el sistema neurológico, causa la apreciación deformada de formas y distancias. Así, la seta, primer objeto visto al sufrir tales efectos, se acaba asemejando a un hombrecillo; el sombrero rojo con topos blancos se alarga formando el característico cono que usan los gnomos en la cabeza, y el pie blanco se transforma ante la visión de los humanos en la imponente larga barba blanca. Esto, junto con la creación de chispas luminosas en nuestra visión (fosfenos) por la interpretación errónea de los estímulos recibidos en el nervio óptico, ha hecho que la tradición popular caracterizara a los gnomos como veloces y esquivos insectos, paraliza temporalmente a los insectos que entran en contacto con la seta. El poder insecticida de la matamoscas se ha demostrado científicamente y se ha descubierto el compuesto responsable; el ácido iboténico. Una utilización médica de éste hongo bajo el nombre de Agaricus es la administración en cantidades infinitesimales por parte de los homeópatas para calmar los espasmos nerviosos.

Algunas formas están matizadas de amarillo, como la variedad regalis de los países nórdicos, de sombrero más pardo. Así aumenta el riesgo de confusión con la oronja, Amanita caesarea, que está teñida de anaranjado y se distingue sobre todo por la presencia de una volva voluminosa en la base del pie. 

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